XIV.
Palabras dispersas en lo largo de nosotros, se hizo la noche para justificar un cuerpo:
Un recuerdo: La Mosca Que A Mi Padre Le Comía El Estómago En El Silencio De Su Cuerpo.
Su cuerpo era extranjero del dolor.
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Escuchaba con atención mientras lo miraba, era mi yo desplegado: recuerdo lo extraño, un pasaje de su agonía: hoy es el que soy (Voy a mentir: palabras dispersas somos nosotros, espejos en el borde). Y por eso te escribo, para suplicarte que vengas a mí, y que me cures de la enfermedad que me atormenta, yo poseo una ciudad que es pequeña, pero honesta y que bastará para los dos.
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Yo no sé si lo curaría (¿Somos hijos del fuego porque venimos de las tinieblas?). Como una hoguera en un frasco de sal, como de memoria. A mí me agrandaron los pies para caer, a mi me cortaron los labios para beber, a mi me dejaron parado en una lengua y no sé para qué.
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XVI.
Bajar. Levanto el horizonte para ser más pequeño. Pego la curva. Con saliva, con un poco de sudor. Hasta aquí he llegado. Cupo en tu sol.
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